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COVID-19: Bangladesh
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Enfermedad por coronavirus (COVID-19)

27 de noviembre de 2025

Datos y cifras

  • La COVID-19 es una enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 que causa diversos signos y síntomas. Las variantes que circulan actualmente suelen causar fiebre, escalofríos y dolor de garganta.
  • La mayoría de las personas se recuperan por completo sin necesidad de tratamiento, pero  si los síntomas son graves o existe riesgo de que empeoren, es preciso buscar atención médica lo antes posible.
  • Desde diciembre de 2019 se han registrado en todo el mundo cerca de 780 millones de casos y más de 7,1 millones de fallecimientos; no obstante, se cree que la cifra real es mayor.
  • Hasta finales de 2024 se habían administrado más de 13 640 millones de dosis de vacunas. La OMS sigue recomendando la vacunación contra la COVID-19 en función del nivel de riesgo. Se aconseja una sola dosis para las personas que nunca se han vacunado contra esta enfermedad. En las personas que corren un riesgo elevado de padecer COVID-19 grave, puede ser necesario repetir la vacunación entre 6 y 12 meses más tarde. 
  • La COVID-19 sigue siendo un importante problema de salud pública. El virus SARS-CoV-2 continúa circulando en todo el mundo y siguen produciéndose hospitalizaciones y muertes.

Panorama general

La COVID-19 está causada por el virus SARS-CoV-2, que se transmite por el aire mediante partículas respiratorias infecciosas expulsadas por una persona infectada. El contagio es más probable por el contacto estrecho con una persona infectada o al compartir con ella un espacio interior, pero el virus también puede transmitirse al tocar una superficie contaminada y llevarse después la mano a los ojos, la boca o la nariz.

Dado que la inmunidad ha aumentado por las infecciones previas y la vacunación, la mayoría de las personas se recupera sin tratamiento. Sin embargo, alrededor del 6 % presenta la denominada afección pos-COVID-19 (o COVID-19 prolongada), que puede causar síntomas persistentes como dificultades de memoria, cansancio o problemas respiratorios. Esta afección puede afectar a la vida diaria y requiere atención individualizada.

Las personas de edad avanzada, las que padecen determinadas afecciones y las que no están vacunadas corren más riesgo de presentar cuadros graves. Algunas afecciones que aumentan ese riesgo son la diabetes, las enfermedades cardiacas y pulmonares, la obesidad y la inmunodepresión.

El personal de salud y asistencial está más expuesto en su trabajo.

La vacunación sigue siendo una medida esencial para prevenir los síntomas graves. Las vacunas contra la COVID-19 brindan una protección potente frente al riesgo de enfermedad grave y de muerte. 

Sintomatología

Los síntomas de la COVID-19 son diversos.

Estos son los más comunes:

  • fiebre
  • escalofríos
  • dolor de garganta.

También pueden aparecer síntomas menos frecuentes:

  • dolor muscular y pesadez en brazos y piernas
  • cansancio intenso
  • secreción nasal intensa, congestión nasal y estornudos
  • dolor de cabeza
  • dolor ocular
  • mareo
  • tos persistente de nueva aparición
  • opresión o dolor en el pecho
  • dificultad para respirar
  • ronquera
  • entumecimiento u hormigueo
  • pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea
  • pérdida o alteraciones del sentido del gusto y del olfato
  • dificultades para dormir.

Las personas con riesgo de que la enfermedad se agrave o que presenten alguno de los síntomas graves siguientes deben buscar atención médica de inmediato:

  • dificultad para respirar, especialmente en reposo, o incapacidad para hablar con frases completas
  • confusión
  • somnolencia o pérdida del conocimiento
  • dolor o presión persistentes en el pecho
  • piel fría o húmeda, o pálida o azulada
  • pérdida del habla o de la movilidad.

Las personas que padecen otras enfermedades corren más riesgo de que presentar síntomas graves de la COVID-19 y, si están preocupadas por su estado de salud, deben buscar asistencia médica en cuanto puedan. Se trata de estas enfermedades y situaciones:

  • hipertensión; diabetes; obesidad; neumopatías, cardiopatías, nefropatías y hepatopatías crónicas; cáncer, y demencia;
  • trastornos reumatológicos;
  • embarazo; e
  • inmunosupresión, por ejemplo, por algún tratamiento o por la infección por el VIH.

Entre las consecuencias de la COVID-19 grave cabe destacar la insuficiencia respiratoria, la sepsis, la tromboembolia (trombosis) y la insuficiencia multiorgánica, que puede causar lesiones en el corazón, el hígado o los riñones, e incluso la muerte.

Existe una posibilidad remota de que los niños presenten un síndrome inflamatorio grave unas semanas después de la infección, que puede requerir atención médica y hospitalización.

Algunas personas que han padecido la COVID-19, con independencia de si necesitaron atención hospitalaria, siguen experimentando síntomas, entre ellos cansancio y diversos síntomas respiratorios y neurológicos. Estos efectos a largo plazo se denominan afección pos-COVID-19 (o COVID-19 prolongada). Los síntomas más frecuentes son cansancio, dolores musculares o articulares, dificultad para respirar, dolor de cabeza y dificultad para pensar o concentrarse. La afección pos-COVID-19 puede afectar a la capacidad para realizar actividades cotidianas, como trabajar o realizar labores domésticas. 

Transmisión

El SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, se propaga por el aire mediante partículas respiratorias infecciosas que las personas infectadas expulsan al respirar, hablar, toser o estornudar. La infección es más probable si se está cerca de una persona enferma o se comparte con ella un espacio cerrado. Además, el virus puede entrar en el organismo al tocar superficies contaminadas, como pomos o tiradores de puertas, y luego llevarse las manos a los ojos, la nariz o la boca.

El SARS-CoV-2 circula durante todo el año y provoca brotes en distintas zonas del mundo sin un patrón estacional definido.

Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 6 días* después de la exposición (1) y pueden durar hasta 10 días, aunque algunas personas los presentan durante más tiempo. Las personas infectadas también pueden transmitir el virus aun sin tener síntomas o en los días previos a su aparición.

Tratamiento

Existes tratamientos farmacológicos para la COVID-19, aunque la mayoría de las personas se recupera de los cuadros leves espontáneamente. Para las personas que lo necesitan, los médicos pueden prescribir tratamientos en función de la gravedad de la enfermedad y del riesgo de que empeore, teniendo en cuenta la edad, los síntomas, otras enfermedades y otros factores individuales que puedan interferir en determinados tratamientos.

Prevención

Se pueden adoptar varias medidas para no propagar la COVID-19:

  • si se tienen síntomas compatibles con la COVID-19 o se ha obtenido un resultado positivo en una prueba de detección, es preciso quedarse en casa y mantenerse alejado de los demás;
  • evitar el contacto estrecho con personas que puedan tener un alto riesgo de presentar complicaciones si contraen la COVID-19;
  • si es necesario estar cerca de otras personas, usar una mascarilla bien ajustada en caso de presentar cualquier síntoma de COVID-19;
  • al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo y, después, desechar de inmediato los pañuelos usados de inmediato y lavarse las manos;
  • lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o con una loción hidroalcohólica para manos; y
  • mejorar la ventilación en los espacios interiores, por ejemplo abriendo puertas y ventanas para aumentar la circulación natural del aire.

Para cuidar a una persona con alto riesgo, se debe llevar mascarilla médica y realizarse una prueba de detección de la COVID-19 si aparece alguno de los síntomas de esta enfermedad.

Hay varias medidas que pueden adoptarse para no enfermar de COVID-19:

  • evitar el contacto estrecho con personas que presenten síntomas respiratorios;
  • no entrar en lugares concurridos o mal ventilados si se tiene un riesgo elevado de que la enfermedad se agrave y, si no es posible evitar esos lugares, usar una mascarilla bien ajustada; y
  • lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón o con una loción hidroalcohólica para manos.

Para prevenir la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte por COVID-19, conviene vacunarse, especialmente en el caso de las personas con mayor riesgo de presentar cuadros graves y del personal de salud y asistencial que cuida de quienes corren ese riesgo.

Los trabajadores de la salud que participen en procedimientos que generen aerosoles deben considerar el uso de equipos de protección adicionales, en consulta con los responsables de salud y seguridad laboral.

Vacunación

Desde su introducción, las vacunas contra la COVID-19 han salvado millones de vidas en todo el mundo al proporcionar protección contra los síntomas graves, la hospitalización y la muerte.

En noviembre de 2023, cuando la mayor parte de la población mundial ya se había infectado al menos una vez por el SARS-CoV-2, la OMS actualizó sus recomendaciones e indicó que puede valorarse la administración de una sola dosis vacunal a las personas que aún no se hayan vacunado. Los grupos de máxima prioridad, como las personas de edad avanzada, pueden necesitar revacunarse entre 6 y 12 meses después de la última dosis, al igual que las personas con obesidad u otras afecciones importantes, como diabetes; neumopatías, cardiopatías, hepatopatías y nefropatías crónicas, e inmunodepresión, además de las embarazadas y el personal de salud y asistencial en contacto directo con pacientes.

A pesar de que las vacunas protegen frente al cuadro grave de la enfermedad y la muerte, no son tan eficaces para reducir la transmisión. Incluso estando vacunadas, las personas pueden contraer la COVID-19 y contagiarla a otras.

La OMS asesora sobre la vacunación contra la COVID-19 a través de su Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE). Es importante mantenerse al día de las pautas y recomendaciones de las autoridades de salud locales.

Respuesta de la OMS

Durante la fase de emergencia de la pandemia de COVID-19, la OMS coordinó la respuesta mundial y brindó apoyo a los países en la preparación, la vigilancia, el diagnóstico, la atención clínica, las medidas médicas de respuesta, el acceso a la oxigenoterapia, la preparación de los sistemas nacionales y la distribución de vacunas, así como en el seguimiento de su seguridad y en la elaboración de orientaciones basadas en pruebas. La Organización recomendó 13 vacunas para su uso en emergencias, orientó a los países y a los organismos de las Naciones Unidas en su adquisición y encabezó la coordinación mundial de la investigación y el desarrollo, además de establecer normas para las vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos. Asimismo, proporcionó a los países recomendaciones estratégicas y normativas, orientaciones técnicas y diversas herramientas.

El Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la COVID-19 (Acelerador ACT), una iniciativa mundial de la OMS y sus asociados, fue un esfuerzo sin precedentes para desarrollar y desplegar rápidamente medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas. El pilar COVAX del Acelerador ACT, dedicado a las vacunas, se convirtió en una iniciativa decisiva para agilizar su desarrollo y producción y garantizar el acceso equitativo a ellas en todo el mundo.

Desde que el Director General de la OMS levantó la emergencia de salud pública de importancia internacional en mayo de 2023 y finalizó la fase de emergencia, la Organización ha seguido encabezando la respuesta mundial frente a la COVID-19, colaborando con los gobiernos y sus asociados para pasar de las medidas de emergencia a una gestión a largo plazo e integrada de esta enfermedad y de otras amenazas relacionadas con los coronavirus. Entre las actividades que continúan figurando en este ámbito se cuentan la publicación periódica de notas sobre brotes epidémicos, el apoyo a la investigación en curso, la actualización de orientaciones, el seguimiento de la evolución del SARS-CoV-2 y la evaluación de la composición de las vacunas.

Para orientar esta transición, la OMS ha elaborado un plan estratégico y operativo que ayudará a los países a gestionar la COVID-19 como parte de los sistemas de salud habituales. El plan prevé la gestión sostenible y basada en pruebas de las amenazas por coronavirus y la armonización de las respuestas frente a la COVID-19 con estrategias más amplias de control de las enfermedades respiratorias y de fortalecimiento de la salud pública.

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*Las cepas de la variante ómicron del SARS-CoV-2, que son actualmente la gran mayoría de las que circulan entre las personas, tienen un periodo de incubación más corto que las de variantes anteriores a la ómicron.

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Bibliografía

1. Assessing changes in incubation period, serial interval, and generation time of SARS-CoV-2 variants of concern: a systematic review and meta-analysis. Xu, X., Wu, Y., Kummer, A.G. et al. BMC Med 21, 374 (2023). https://doi.org/10.1186/s12916-023-03070-8.